BUENOS DÍAS Y FELIZ JUEVES PARA CASTILLO VERDE 💕
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Actividad n°1
Área: Ed.
Visual
Capacidad: Trabajo
con otros
Consigna: La propuesta es elegir a un
integrante de una familia y dibujar el autoretrato. Lo pueden hacer con el
material que tengan en casa y agregarle un fondo como Frida Khalo
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https://www.youtube.com/watch?v=tMgXnRPAQpw
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Actividad
n°2
Área: Ed. Emocional
Capacidad: Comunicación
Consigna:
Escucho el siguiente
cuento de Antony Browne y luego respondo ¿Como se sienten hoy? ¿Se animan a
dIbujarse?
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https://www.youtube.com/watch?v=Dj-Har9r4Pw
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Actividad
n°3
Área: Ambiente natural y social UD
“el consultorio médico”
Capacidad:
Pensamiento
critico
Consigna: Para darle un cierre a esta
unidad les propongo armar en casa un consultorio médico con juguetes y cajas de
remedios. No se olviden de mandarme una foto de su hermoso consultorio y ¡ A
JUGAR!
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https://www.youtube.com/watch?v=-HYsEHWEesM
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Actividad
n°4
Recreo
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Actividad
n°5
Área: Literatura
Capacidad: Comunicación
Consigna: Escuchamos el siguiente
cuento de María Elena Walsh “la Plapla”
LA
PLAPLA
Felipito Tacatún estaba haciendo los deberes. Inclinado sobre el cuaderno y
sacando un poquito la lengua, escribía enruladas emes,
orejudas eles y elegantísimas zetas.
De pronto, vio algo muy raro sobre el papel.
–¿Qué es esto?– se preguntó Felipito, que era
un poco miope, y se puso un par de anteojos.
Una de las letras que había escrito se
despatarraba toda y se ponía a caminar muy oronda por el cuaderno.
Felipito no lo podía creer, y sin embargo era
cierto: la letra, como una araña de tinta, patinaba muy contenta por la página.
Felipito se puso otro par de anteojos para
mirarla mejor.
Cuando la hubo mirado bien, cerró el cuaderno
asustado y oyó una vocecita que decía:
–¡Ay!
Volvió a abrir el cuaderno valientemente y se
puso otro par de anteojos, y ya van tres. Pegando la nariz al papel preguntó:
–¿Quién es usted, señorita?
Y la letra caminadora contestó:
–Soy una Plapla.
–¿Una Plapla? – preguntó Felipito asustadísimo
–¿Qué es eso?
–¿No acabo de decirte? Una Plapla soy yo.
–Pero la maestra nunca me dijo que existiera
una letra llamada Plapla, y mucho menos que caminara por el cuaderno.
–Ahora ya lo sabes. Has escrito una Plapla.
–¿Y qué hago con la Plapla?
–Mirarla.
–Sí, la estoy mirando pero ¿y después?
–Después, nada.
Y la Plapla siguió patinando sobre el cuaderno
mientras cantaba un vals con su voz chiquita y de tinta.
Al día siguiente, Felipito corrió a mostrarle
el cuaderno a su maestra, gritando entusiasmado:
–¡Señorita, mire la Plapla, mire la Plapla!
La maestra creyó que Felipito se había vuelto
loco. Pero no.
Abrió el cuaderno, y allí estaba la Plapla
bailando y patinando por la página y jugando a la rayuela con los renglones.
Como podrán imaginarse, la Plapla causó mucho
revuelo en el colegio.
Ese día nadie estudió.
Todo el mundo, por riguroso turno, desde el
portero hasta los nenes de primero inferior, se dedicaron a contemplar a la
Plapla.
Tan grande fue el bochinche y la falta de
estudio, que desde ese día la Plapla no figura en el Abecedario.
Cada vez que un chico, por casualidad, igual
que Felipito, escribe una Plapla cantante y patinadora la maestra la guarda en
una cajita y cuida muy bien de que nadie se entere.
Qué le vamos a hacer, así es la vida.
Las letras no han sido hechas para bailar,
sino para quedarse quietas una al lado de la otra, ¿no?
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